José Antonio Fernández
Blanco nació hace 83 años en Bilbao, y seguramente, pocos auguraban que los
caminos del que sería guardameta vasco y el CD San Fernando, se cruzarían en el
futuro. El Servicio Militar tuvo mucho que ver para ello, al igual que sus años
en el club isleño para su posterior paso por Primera División tanto en el
Levante como en el Hércules.
En estas fechas
veraniegas, nos reunimos con su mujer y él en su céntrico domicilio ubicado en
Benjamín López, desde donde nos atienden amablemente junto a una serie de
álbumes y estampas de José Antonio en su etapa de jugador.
“Empecé a jugar al fútbol
en la escuela del General Concha (Bilbao), recuerdo un patio muy grande
y allí jugábamos todos los niños a la pelota”. Es
curioso que cuando hablamos de inicios en el fútbol, Fernández nos menciona que
la afición al deporte rey no le vino por su padre; “A él no le gustaba nada
el fútbol, a diferencia de a mi, que desde pequeño iba a San Mamés a ver al
Athletic”.
Desde bien pronto tuvo
claro que quería ser portero profesional, a pesar de su estatura: “Me
gustaba jugar de portero y ahí me ponía. Con la talla que tengo es
para pegarme tres patadas en las narices. La gente no se lo creía al principio…
ni yo tampoco”. Su mujer nos comenta que destacaba por su potencia de salto
y tenía un claro referente con el que coincidió en algún que otro partidillo: “Iribar,
para mí es el número uno de los porteros de fútbol en España, no ha habido otro
como él”.
Comenzando con su
trayectoria futbolística, Fernández pertenecía a las categorías inferiores del
Larramendi, un modesto equipo de Alonsótegui (Vizcaya), muy cerca de Bilbao. “A
los 15 años empecé a jugar en sus juveniles, a la vez que disputaba campeonatos
regionales con la selección juvenil de Vizcaya”. Y sin acabar aún
dicha etapa, debuta con el primer equipo del Larramendi en Primera Regional,
llamando la atención del Barakaldo, por entonces en Segunda División.
Era 1955 y Fernández no desaprovecharía la oportunidad: “Quería vivir del
fútbol y no podía dejar pasar el tren”. El guardameta
permanecería allí hasta la temporada 58-59, cuando le llegó, como a todo joven
de la época, la hora del Servicio Militar obligatorio. “No quise
hacer voluntario la mili en Bilbao por ahorrarme los 6 meses extra y ese año
“me toca la lotería”: La marina, dos años y a la otra punta de España: San
Fernando”. Fernández, después de pasar varios días entrenando con el
Racing Portuense, acabaría firmando por el CD San Fernando, muy tentador en
aquella época para todos los deportistas que hacían la mili en La Isla, ya que, además de un proyecto deportivo
asentado en Segunda División, el conjunto isleño le proporcionaba un Servicio
Militar bastante “aseado”, permitiendo a los jugadores vivir en la Junta de
Deportes y salir con bastante asiduidad: “del cuartel apenas me enteré, el
período de Instrucción y poco más”.
Fernández (primero a la izquierda de pie) en el CD San Fernando (62-63). Fuente: www.palimpalem.com.2cdsanfernando
Y es al final de la 63-64, cuando a Fernández le llegaría la oportunidad de debutar en Primera División. El guardameta bilbaíno juega esa temporada aún en un CD San Fernando que coqueteaba con la zona peligrosa de Segunda División, y de repente, aparece un Levante que no quiso ni esperar al año siguiente, firmando a Fernández a pesar de los intentos del club isleño por retenerlo: “Probablemente sea el punto más alto de mi carrera. Me llama la Selección B (formada por jugadores jóvenes que destacaban y no tenían hueco en la absoluta) dirigida por Helenio Herrera, donde comparto portería con Miguel Reina, el padre de Pepe”. Con el club valenciano acabaría descendiendo a la categoría de plata en el 65. Y un año más tarde, en el 66, ficharía por el Hércules de Primera División. “Allí coincidí con Bilbao y Benegas, tres porteros vascos para un puesto. Y bajamos a Segunda, como me sucedió en Valencia con el Levante”.
Después de un segundo
descenso consecutivo con el Hércules, Fernández ficharía en el 68 por el Jerez
Industrial de Segunda, donde se despediría del fútbol profesional con un
nuevo descenso de categoría, siendo eso sí, su temporada más prolífica en
cuanto a minutos jugados (32 partidos, 2823´). “Se creó ya hasta un mito
conmigo y los descensos (risas), en Jerez teníamos un gran equipo y si
no hubieran aparecido problemas económicos hubiera permanecido más
tiempo allí”. Badajoz, Portuense, Zamora y Béjar fueron los últimos
destinos de Fernández, ya en categorías inferiores.
“Una vez retirado, quise
seguir ligado al fútbol, y participaba en todas las reuniones de veteranos
del Athletic y Barakaldo para disputar partidos benéficos en Bilbao”. De
la misma forma, Fernández quiso emprender una aventura de entrenador que no
salió bien: “Me saqué el título y entrené al Larramendi en Regional,
pero, no había seriedad ni un proyecto de verdad y me acabé cansando”. Su
mujer nos cuenta que estaba también agotada de ver a su marido siempre
preocupado por el fútbol y Fernández comprendió que era el momento de dejarlo
de forma definitiva. Eso sí, ese hecho no le impidió una última etapa de
ojeador para la cantera del Athletic: “Junto a mi excompañero Jacinto
Bastida viajábamos buscando a jóvenes talentos para la cantera”.
Ya, por último, en el
plano personal, Fernández nos hablaba de algunos de sus compañeros con los que
ha mantenido el contacto: “Recuerdo a Javier Clemente, al que una
lesión le retiró pronto del fútbol profesional, Pepe Cantón, con el que
coincidí en el CD San Fernando. Antes era muy común encontrarse a vascos repartidos
por equipos potentes de toda España, siempre ha habido muy buena cantera de
futbolistas en Bilbao”. Además, también nos cuenta Fernández el campo que
más le impactó como jugador: “Después de San Mamés, me
quedó sin duda con Chamartín, me enfrenté al Madrid tanto en Liga como en
Copa, y era impresionante”.
Y así concluía la interesante charla con un gran futbolista como Fernández, asentado en La Isla desde hace ya muchos años, después de su paso por el histórico CD San Fernando que disputó 10 temporadas de forma consecutiva en la categoría de plata del fútbol español. Desde aquí, agradecer la amabilidad tanto a él como a su familia, a los que conozco desde pequeño, y siempre me había hecho especial ilusión entrevistar.
JAVI RAMÍREZ PARA FUERON AZULINOS
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