Hace unos años, en un partido
entre el Sevilla Atlético y el San Fernando celebrado en la Ciudad Deportiva
sevillista nos encontramos a un hombre que se acercó a nosotros: “Me llamo
Galindo y jugué en el San Fernando”. En
aquel momento no existía nuestro blog y no surgió la oportunidad de
entrevistarlo. Después de casi 20 años de aquel encuentro conseguimos contactar
con él y fruto de esas gestiones es esta entrevista que traemos como recuerdo a
un isleño que a pesar de llevar décadas en Sevilla se acuerda de su tierra como
el primer día.
Nos citamos con él en su casa de
la Barriada Elcano de Sevilla, situada entre los barrios de Heliópolis y Los
Bermejales. A pocos metros de una iglesia con reminiscencias isleñas como la de
la Virgen del Carmen está situada la casa de la familia Galindo. No en vano, en
esta barriada obrera de casitas bajas creada para albergar a las familias de
los trabajadores de Astilleros viven muchas familias originarias de la Bahía de
Cádiz algunas de ellas cañaíllas, como nos confirman los familiares de Galindo.
Manuel Vélez Galindo (San
Fernando, 8-12-1936) recuerda su infancia pegado a un balón, jugando al fútbol
en el colegio de La Salle. En el colegio de Los Hermanos de La Salle hacían un
campeonato que se jugaba en el campo de la Clica. De ahí pasó a jugar en los
años 50 en el Recreativo San Fernando, por entonces filial del CD San Fernando.
En aquella época esos eran los dos únicos equipos que tenía el club al no tener
equipo de juveniles ni de otro nivel de cantera. Galindo no llegaría a jugar
ningún partido oficial en el CD San Fernando, pero nos dice que los
entrenadores de la época como Antonio Molinos o José Luis Riera llevaban a
chavales que jugaban en el Recreativo a entrenar con el primer equipo y a jugar
amistosos, entre esos jugadores se encontraba él. En el año 51, a
los 15 años había ingresado en la EN Bazán donde jugó en un equipo que había en
la empresa y luego con 18 años le hicieron ficha federada en el Recreativo San
Fernando, en dicho equipo se alineaba con el número siete y se caracterizaba por su velocidad, jugando como extremo. Nos cuenta que a los trabajadores de la Bazán les no les descontaban horas
de su sueldo para que pudieran ir a los entrenamientos. Le consultamos si había
jugado en el CD Chiclanero (el nombre que tenía entonces el Chiclana CF) ya que
hemos localizado su nombre en una alineación de dicho equipo, pero nos confirma
que fue para jugar algún partido no de forma seria. Recordamos que en aquella
época este tipo de circunstancias sucedía frecuentemente. En aquella época, los
jugadores salían del trabajo e iban a entrenar, no les pesaba tanto esfuerzo
porque estaban acostumbrados a una vida sacrificada y porque eran jóvenes y se
divertían jugando. El entrenamiento daba mucha importancia al físico, pero sin
descuidar lo táctico. Los jugadores a pesar de no ser profesionales se cuidaban
mucho y no bebían alcohol ni fumaban, y combinaban su trabajo con el fútbol.
También lo hacían los entrenadores como Manolo Gómez que trabajaba en La
Maestranza de La Armada.
De pronto, le llegó la
oportunidad de tener una experiencia laboral en Brasil para trabajar en los
astilleros Verolme Estaleiros Reunidos do Brasil, en la localidad de São
José do Norte, en el estado de Río Grande del Sur. Allí estuvo dos años en los
que compaginó el trabajo en el astillero con jugar al fútbol en el equipo de la
empresa. No le gustó la forma de vida de un país tan inmenso y diferente y
volvió a casa. Entonces abrió el astillero de Sevilla y surgió la oportunidad
para muchos operarios de la Bazán para irse allí donde la empresa cedía una
casa en lo que entonces era una zona muy alejada, casi un pueblo, fuera de
Sevilla y a mitad de camino de otro barrio distante, Bellavista. En Sevilla
siguió jugando un tiempo en campeonatos de empresas y poco a poco fue dejando
el fútbol activo y dedicándose a su pasión como aficionado, llamada Sevilla FC.
Paradójicamente a pesar de vivir a un kilómetro escaso del barrio de Heliópolis
es profundamente sevillista. A pesar de ello, dice admirar a la afición bética
por su incondicionalidad.
En su etapa de futbolista del
Recreativo guarda un buen recuerdo, “pasé muy buena vida, no ganábamos un
duro, pero nos divertíamos”. Eran felices visitando diferentes lugares a los
que los llevaba el fútbol. No obstante, le habría gustado en aquel entonces
tener la vida que tienen los futbolistas hoy, “ojalá estuviera yo jugando
ahora”. Galindo destacaba por su velocidad, el entrenador lo ponía cerca de la
defensa para que rompiera el fuera de juego. Recuerda con cariño a Manolo Barrera
(hermano de Barrerita) y Manolo Gómez a quienes tuvo de entrenador y a Dionisio
Sordo, presidente del Recreativo “que merecía un monumento”. Le mostramos una
fotografía de una alineación de un partido del Recreativo y reconoce a sus ex
compañeros: Domingo de Málaga, Roca de La Isla, Rodri de Barbate, el portero
Medina… Una alineación tipo de la temporada 57-58 era: Medina; Servando,
Arturo, Juanito; Roca, Gallego; Hurtado, Galindo, Valero, Domingo y Ruiz. El
grueso de la plantilla era compuesto por jugadores locales y otros chavales que
iban a hacer la mili en la localidad y no tenían sitio en el primer equipo. Las
vivencias se agolpan y luchan contra la memoria que ya no funciona como antes.
Entre esos recuerdos afloran los nombres de los grandes jugadores azulinos de
la época: Jiménez, Elorriaga, Lolín, Periñán, Uribarren, Pujol, Petralanda,
Pepín, Chispa…

No le gusta el fútbol actual, los
marcajes tan férreos, la estrategia que impera hoy en día. Antes había muy
buenos futbolistas, pero hoy están más preparados. El fútbol antiguo era más
viril, de mayor contacto. “Los extremos nos pegábamos a la línea, yo era muy
veloz y me tiraban los balones largos y el interior o el medio me daban caña”.
Ahora los equipos lo llevan todo demasiado estudiado, antes lo bonito era el
pase largo al extremo y que este pusiera la pelota justo en el punto de penalti
para que la rematara el delantero.

Además de su orgullo por ser
cañaílla, Galindo lleva a gala la pasión por el Sevilla FC. Cuando se le
pregunta por el mejor jugador que ha visto en un campo aparece un nombre
inequívocamente y que repite durante toda la entrevista: Manolo Ruiz Sosa. Jugaba
muy bien a la pelota, la tiraba al suelo y la mandaba al interior o al extremo.
Del San Fernando destaca a los delanteros de su época: Uribarren, Ayala, Genil…
Para Galindo hay una diferencia entre el fútbol sevillano y el de la provincia
de Cádiz, el primero es más individualista, frente a este último que es más
conjuntado. Admite que le gusta más la escuela sevillana. No recuerda haber
visto de niño los partidos del San Fernando en sus inicios, sí de joven.
También en Brasil y en Sevilla ha visto mucho fútbol pues se hizo socio del
Sevilla FC desde que llegó a la capital andaluza. Al San Fernando no lo sigue
actualmente, pero sí va a verlo en Sevilla cuando tiene oportunidad. Dice que
el Sevilla ya no hace aquel juego bonito que lo caracterizaba y por eso no
cuenta con la cantera ahora.

Galindo vive feliz disfrutando de
su retiro en el que es ya su barrio de toda la vida y rodeado de su extensa
familia que lo arropa. Uno de los miembros de esa familia es su nieto Marcos
Vélez que sigue la estela de su abuelo y a quien vemos con él en las fotos
inferiores. De él ha heredado una de las características de su juego, la
velocidad y el dorsal número siete, aunque se desempeña en el puesto de lateral izquierdo a diferencia
de Galindo que era extremo. También su hermano Jesús, apodado Perotti, utiliza el dorsal número 7 en honor a su abuelo. Los hijos de Galindo también han jugado al fútbol,
pero por circunstancias de la vida lo dejaron, aunque uno de ellos todavía
mantiene el contacto a través de su faceta de entrenador. El fútbol es algo que
está presente en la familia Galindo y a pesar de que este cañaílla no llegara a
la élite del fútbol de su época lo cierto es que el llamado “deporte rey” ha
marcado su vida y la de su familia. Agradecemos a su familia y a él mismo su
colaboración para contar esta pequeña gran historia y rendir un homenaje a los
isleños que viven fuera de su tierra y la siguen queriendo como el primer día.




En las fotos cedidas por la familia Vélez Galindo vemos a nuestro protagonista en la actualidad, con la camiseta del Recreativo San Fernando, con la camiseta del San Fernando que le regaló el ex sevillista y ex azulino Antoñito, con su esposa y Monchi. En estas últimas vemos a los dos nietos de Galindo, Jesús y Marcos siguiendo la tradición de lucir el dorsal 7, Marcos Vélez con la selección de Dos Hermanas y con su abuelo en ese mismo partido y ambos nietos con su abuelo compartiendo la pasión sevillista.
AGRADECIMIENTOS A LA FAMILIA
VÉLEZ GALINDO POR SU COLABORACIÓN Y POR CEDER LAS FOTOS QUE ILUSTRAN ESTA
ENTREVISTA.